Observaciones en relación a las últimas leyes educativas

En los cerca de 20 años dedicada a la enseñanza secundaria son muchos los cambios legislativos que hemos vivido. Demasiados, diría yo. Y, en mi experiencia, no siempre cambios acertados. ¿Por qué?

  • Los valores, el trabajo, el esfuerzo, la constancia y dedicación al estudio y aprendizaje cada vez parecen importar menos.
  • Se conceden cada vez más derechos a los niños y adolescentes tiranos y caprichosos pasando a muy segundo plano sus deberes.
  • Suelen primar los intereses partidistas a las necesidades reales de los alumnos.
  • Un número importante de políticos y padres nos restan autoridad al profesorado (evidentemente no todos, pero sí más de los que querríamos).
  • Si exigimos lo normal, si no aprobamos a la ligera, en cada vez más ocasiones somos amenazados, juzgados e incluso denunciados a inspección.
  • Marcar límites (los cuales debieran venir muy claros de casa y no está siendo así) se está convirtiendo en algo realmente delicado pues, cuando lo hacemos (porque es totalmente necesario) somos amenazados, juzgados, y atacados por numerosas familias que justifican de sus hij@s lo injustificable. Con lo cual los alumnos cada vez nos respetan menos.
  • Gran parte de políticos y administraciones exigen papeles, papeles y cada vez más papeles (la mayoría sin ningún sentido) hasta límites que nunca se había antes visto. Pareciera que la burocracia es el eje central de la enseñanza en la actualidad.
  • ¿Dónde están quedando la educación y el respeto?
  • ¿Dónde están quedando valores como el trabajo, el esfuerzo, la constancia?
  • Las últimas leyes educativas son cada vez más permisivas, concediendo demasiados derechos inmerecidos a cambio de cero deberes a los alumn@s con actitud muy disruptiva.
  • La permisividad exagerada en las familias, reforzada por las leyes educativas de los últimos tiempos está multiplicando los cada vez más casos de niñ@s y adolescentes tiranos, caprichosos, sin ningún tipo de educación y respeto. Dificultan enormemente el poder desarrollar las clases.
  • Es imprescindible y más necesario que nunca que los políticos trabajen por un pacto educativo donde vuelva a ser eje central la educación, el respeto, los valores. Una ley educativa que de el lugar que corresponde al profesorado. Una ley educativa que prime la enseñanza y la problemática existente en el alumnado a sus intereses partidistas, de datos y estadísticas. Una ley educativa que no haga perder más tiempo haciendo programaciones cada pocos años, teniendo que modificar de nuevo absolutamente todo. La energía y tiempo que hay que dedicar a todo esto es brutal, mareándonos por completo, creando una desmotivación absoluta. Para poder llegar a hacer un pacto educativo, los políticos son los primeros que debieran dar ejemplo de educación, respeto, equilibrio y coherencia, lo cual no solemos ver en muchos (salvo raras excepciones). Sólo hay que ver cómo se hablan.
  • También es vital que los padres inculquen respeto a la figura del profesor pues, al insultarnos, juzgarnos o desautorizarnos  hacen que los alumnos no nos respeten (por lo que oyen en sus casas, principalmente) y la labor docente y educativa que nos corresponde se hace muy complicada. Resulta muy difícil poder dar clase. Los conflictos son cada vez más. Muchos alumnos no respetan normas, límites, acostumbrados desde pequeños a hacer siempre lo que les viene en gana. Literalmente muchos te dicen: “no hago caso a mis padres, te lo voy a hacer a ti”(dicho suavemente).
  • Los padres han de tener muy claro que cuando un profesor regaña, no es por casualidad. O cuando se llega al límite de tener que poner un parte (después de muchos, muchos avisos). El hij@ llega a casa, cuenta su versión (nada que ver con la realidad) y los padres (en bastantes ocasiones) creen totalmente lo que les dicen. Cuando llamamos para informar recibimos insultos y amenazas. Se está justificando lo injustificable. Hay que tener muy claro que marcar normas y límites forma parte de la educación. Cuando en un aula estamos 30 personas es fundamental el respeto entre todos y tiene que quedar muy claro que al colegio o instituto se va a recibir una formación, que debieran valorar, aprovechar y agradecer. Y, por encima de todo, permitir que los profesores podamos realizar nuestro trabajo (que es enseñar una materia concreta) y que todos los alumn@s puedan recibir esa enseñanza. En muchos centros educativos (especialmente en secundaria) está resultando muy complicado poder impartir clase por la cantidad de problemas de convivencia que están generando alumnos tiranos, maleducados y caprichosos. Las últimas leyes educativas, excesivamente permisivas e incoherentes en muchos puntos, lo están potenciando.
  • Y, por supuesto, los profesores hemos de ser también modelo a seguir. Con aciertos y errores, como todos, pero siendo ejemplo de respeto, coherencia, educación y firmeza cuando es necesario. No todo vale.
  • Asumamos cada cual la función que nos corresponde: padres, políticos y profesores. Si no vamos a una, irá a más lo que ya estamos viendo (gran pérdida de valores, ausencia de educación y respeto, cada vez más casos de jóvenes tiranos, caprichosos, aumento de los conflictos y problemas de convivencia en casa, en colegios, institutos, en las calles…)

Una vez más insisto, ¿qué modelo estamos siendo los adultos para niñ@s y adolescentes?

Obvio que hay padres-madres y alumn@s con una educación ejemplar. Si expongo todo esto es para tomar conciencia, por el bien de todos, que se están multiplicando a velocidad muy rápida los casos de alumnos tiranos, sin educación ni respeto y es vital, entre todos, tratar de buscar soluciones.

Dejemos de mirar en otra dirección. Tan sencillo como que cada uno asumamos verdaderamente nuestra responsabilidad de educar (padres) y enseñar y reforzar los valores de casa (profesores). Seamos todos modelo en positivo: padres, profesores, políticos y adultos en general. Mostremos:

VALORES, COHERENCIA, RESPONSABILIDAD, MADUREZ, EDUCACIÓN, RESPETO.