Un eje fundamental a trabajar en la Educación Consciente es la educación creativa. Tan fundamental en la educación de niñ@s y adolescentes, y tan
menospreciada por parte del mundo adulto. Sin creatividad no hay VIDA, no hay profundidad, no hay expresividad, no hay corazón… Y, así podemos ver alrededor, cada vez más racionalidad, más frialdad, más deshumanización.
Todo tiene su sentido y utilidad. Se observa exceso de racionalidad y carencia de corazón.
Necesario hallar el equilibrio mente-corazón. Las materias científico-tecnológicas son importantes y muy necesarias, sin duda. Del mismo modo lo son las materias de letras y las artísticas, así como las de actividad física.
Todas son importantes por igual y debieran impartirse en un horario lectivo más equilibrado (especialmente durante las etapas de infantil, primaria y secundaria).
Trabajar mente y razón es fundamental, trabajar arte y creatividad, también lo es. Trabajar la salud, el cuidado del cuerpo, la alimentación, la educación emocional y esencial, la educación en valores…
Es vital encontrar el equilibrio mente-cuerpo-corazón.
En el punto medio, como en todo, está la sabiduría.
Aprender a Vivir en Creatividad y Belleza hace que vivamos más
armónicos y felices. En mayor motivación, plenitud, con un sentido.
Se fomenta (casi en exclusividad) aquello que se considera “útil” asociado a lo que es productivo, lo que genera dinero (cuanto más, mejor). Esto nos está alejando más y más… de la verdad, de la felicidad, la paz, del corazón, del VIVIR con mayúsculas… Hay que ser productivos es el «valor» casi único actual. Es el mensaje que constantemente el mundo adulto transmite a niñ@s y adolescentes.
Claro que el dinero es necesario, más aún como está todo diseñado. Tener estabilidad económica facilita bastante la vida como bien todos sabemos. Buscar una buena posición económica es importante para vivir más tranquilos. Pero, una vez más, en su justa medida. Para qué ansiar más y más y más… perdiéndonos la vida.
Trabajar la educación creativa desde la etapa infantil a la edad adulta es vital para el desarrollo del cerebro en equilibrio y la formación de seres humanos conscientes. En definitiva; más plenos, íntegros, coherentes y más felices.