Agradecimiento
Aprovecho la ocasión para agradecer a mis padres el profundo respeto que siempre me inculcaron hacia mis profesores. Me transmitieron un cariño impresionante hacia ellos, siendo personas cruciales en mi vida, modelos a seguir.
Hoy en día es más habitual de lo que se debiera que muchos padres y madres hablen mal a sus hij@s de sus profesores. Las críticas van en aumento, siendo realmente alarmante.
Muy criticados por el horario, sueldo y vacaciones, lo que nadie parece tener en cuenta es que, además de las horas de trabajo por la mañana hay que trabajar muchas, muchas horas por la tarde, en fines de semana, puentes… Es un trabajo silencioso, que está pasando totalmente desapercibido.
Cuando impartes una materia de 2 horas a la semana sueles tener una media de 8-9-10 grupos que, multiplicados por 27-30 alumn@s en cada uno de ellos pueden salir, sin exagerar, entre 250-300 alumnos por curso escolar . Preparar las clases para tal cantidad de alumnos (con gran diferencia de niveles), llevar a cabo los informes individualizados de los mismos, las adaptaciones curriculares oportunas, preparación de las clases, actividades, exámenes, correciones, lecturas de correos electrónicos del equipo directivo, compañer@s, alumnos y familias, exigencias desproporcionadas administrativas, informes, estadísticas, cambios legislativos continuos (con lo que hay que modificar por completo programaciones, temarios…) es en la actualidad una carga de trabajo brutal que muchas personas en general y familias – alumn@s en particular, desconocen.
Hay que trabajar muchas horas fuera de las aulas para desempeñar dichas funciones.
Es nuestro trabajo, y lo llevamos a cabo tal como nos corresponde pero es importante que esto se sepa pues entonces deja de tener sentido por completo las críticas de muchos padres-madres a los profesor@s por la cantidad de supuesto tiempo libre que tenemos y las pocas horas que trabajamos pues es totalmente falso. Están lanzando un mensaje a la sociedad y a sus hij@s que es mentira. Y, educar en la mentira y la crítica falsa e infundada no es precisamente un valor a inculcar.
En mi casa jamás oí ni una sola crítica hacia mis profesores. Todo lo contrario, siempre se nos inculcó a mi hermano y a mí un respeto absoluto y precioso hacia ellos. Para mí eran mis referencias. Mis profesores eran sagrados, y lo siguen siendo. Mi profundo agradecimiento a todos ell@s por tanto que me aportaron y enseñaron. Ejemplo de valores.
Es triste ver cómo en los últimos años han aumentando las críticas, los insultos y las faltas de respeto graves en las aulas. Actitud intolerable en muchos alumn@s que es reforzada, casi al cien por cien, por sus familias.
A esto se une lo que muchos padres dicen cuando llamas para informar y tratar de buscar soluciones por la mala actitud de su hij@ y porque impiden por completo poder dar la clase: “a ti te pagan para aguantar, así que aguanta”. Gran error pensar así, a los profesor@s no nos pagan para aguantar, nos pagan para enseñar a sus hij@s” (Muchos de los cuales nos impiden a diario poder desempeñar nuestro trabajo dentro de las aulas por manifestar una actitud totalmente irrespetuosa y disruptiva).
En los últimos cursos que he impartido clase en secundaria me he encontrado con que de los 8-9-10 grupos que he tenido por curso el 70-80 % de los alumn@s han mostrado un nulo interés por el aprendizaje y una actitud negativa o incluso totalmente irrespetuosa y disruptiva. Dar clase en dichos grupos resulta prácticamente imposible pues las interrupciones son continuas (por hablar, risas, uso del móvil, juegos, insultos, peleas entre ellos… es lo habitual). La mayoría de ellos no lleva el material de trabajo y van a pasar el rato (jamás hacen deberes ni estudian). Y, lo peor de todo, es cuando llamas a las familias y la respuesta son críticas, insultos, desprecios, no creen lo que les dices y justifican en sus hij@s lo injustificable. Esto es con lo que muchos profesor@s tenemos que lidiar a diario, cada vez más, en los últimos años.
Evidentemente no todos los centros son iguales; depende de las zonas. Afortunadamente no todas las familias son así. Pero es una tendencia generalizada que va en aumento en cada vez más centros.
En los muchos años dedicada a la enseñanza (la mayoría de ellos en secundaria) he visto un declive absoluto de la educación y actitud en bastantes alumn@s (el respeto y los valores en muchos casos brilla por su ausencia) .
Es imprescindible que en las familias se inculque el valor del respeto en general y, hacia los profesores, en el caso particular que nos ocupa.
También ocurre que muchos hij@s a los primeros que no respetan es a los padres. En demasiadas ocasiones te dicen: “no respeto a mis padres te voy a respetar a ti” o “me suda la p…. lo que me dicen mis padres por completo así que imagínate lo que me dices tú”…
De esta manera es muy complicado poder desarrollar el trabajo como se debiera.
Si supieran lo que realmente está sucediendo en la actualidad dentro de muchas aulas nadie nos tendría la envidia que nos irradian muchas familias y adultos por “el supuesto tiempo libre que tenemos debido a las pocas horas que trabajamos”. Ese tiempo libre no es tal (como ya he aclarado anteriormente) y desempeñar las funciones que nos corresponde dentro del aula se está convirtiendo en profesión de alto riesgo en muchos casos (por insultos, desprecios e incluso, a veces, agresiones, destrozos en los coches…).
Conviene hablar claro al respecto y que se sepa la verdad de lo que está sucediendo hoy día:
-Faltas de respeto muy graves hacia los profesor@s.
-Imposibilidad de desarrollar el trabajo que nos corresponde con normalidad por las interrupciones continuas.
-Muchísimas situaciones conflictivas.
-Muchos alumnos van al instituto a pasar el rato, no llevan nada de material y quieren continuar la fiesta del fin de semana (lo único en lo que basan su vida).
-Críticas y desprecios de cada vez más familias…
PROFUNDO AGRADECIMIENTO A MIS PADRES POR EL RESPETO ABSOLUTO QUE NOS INCULCARON HACIA NUESTROS PROFESORES Y QUE HOY DÍA TANTA FALTA HACE PARA QUE LAS AULAS VUELVAN A SER LUGAR DE AMOR POR EL APRENDIZAJE Y LA CULTURA, LO CUAL NOS HACE MÁS LIBRES, SERES MÁS ÍNTEGROS, CON VALORES Y RESPETO. VITAL PARA QUE LA CONVIVENCIA DENTRO Y FUERA DE LAS AULAS SEA POSIBLE.